Coca Zero

En agosto del año pasado el periódico El Universal publicó un artículo en el que indican que “La Coca Cola Zero que se comercializa en nuestro país contiene un endulzante prohibido [...] pues puede tener efectos cancerígenos”. Yo no estaba ni enterado de esto hasta hace unos días que comenzaron a pasar unos anuncios de Adal Ramones en los que nos asegura que la Coca Cola Zero es totalmente segura.

Hasta ahora he visto dos diferentes comerciales que me gustaron mucho: en el primero llega Adal Ramones con una doctora y le hace varias preguntas, la última es si la Coca Cola hace daño y la doctora nos asegura que no. Este comercial me gusta por las mismas razones que me encantan los comerciales de pasta de dientes: si pones una señora en bata blanca seguro es porque es doctora y tiene razón (gana puntos extra si tiene plumas en el bolsillo y muchos diplomas en la pared).

El segundo comercial es un poco más sutil, Adal nos dice que está en Estados Unidos para ver si ahí se vende la Coca Cola Zero. En su increíble estudio estadístico entra a cuatro tiendas (¡apenas nos dan los dedos para contar hasta ese numerote!) y pregunta si tienen Coca Zero. Todos dicen que sí. Este último comercial es particularmente bueno porque el artículo del Universal argumenta que la Coca Zero se vende en México con una fórmula diferente a la de Estados Unidos; si se vende o no se vende en otras partes del mundo francamente es irrelevante.

Adal termina ambos anuncios diciendo: “Ya ves, no le hagas caso a la gente ¡duh!”. Me encanta como hace la expresión de que somos tontos por creerle a la gente en lugar de hacerle caso a él.


(¡Duh!)

Me gustaría terminar el post con una frase de un cuento de Jorge Ibargüengoitia (Conversaciones con Bloomsbury):

Hace un mes recibí una carta suya que terminaba con “¡No soy agente de la CIA!”, frase que, como ya hemos visto, es típica de los agentes de la CIA.

Es por ese cuento, precisamente que cuando alguien niega algo con insistencia yo creo que es porque es cierto.